domingo, 14 de junio de 2015

"El día señalado", de Enrique Vila-Matas. Aproximación al tacto de lo efímero

La conciencia de lo efímero. La ansiedad que turba el normal funcionamiento de las neuronas y los resortes del organismo. Todos los signos, las alertas, apuntan a una conjunción de factores, los que marcan el final de un baile, la dernière danse de quien ya conoce su destino y lleva temiendo la materialización de un augurio tal vez absurdo, pero que ha condicionado toda su vida. 

En "El día señalado" (Enrique Vila-Matas, Nordica Libros, 2015), rescata el autor uno de sus relatos incluidos en Exploradores del abismo (Alfaguara 2007), y vuelve a sobrecogernos con la inquietante y casi esquizofrénica aventura vital de su protagonista, Isabelle Dumarchey, que vive conmocionada por un funesto presagio que una gitana le hiciera a la edad de diez años pero que no ha sido capaz de olvidar desde entonces. Los sentimientos descabalados de la joven girarán a partir de los indicios que parecen anunciarle el inminente desenlace de aquella predicción, que colapsa como una bola de nieve todos sus miedos e impone su dictadura sobre las sensaciones y el capricho de los sentidos. 

"Morir de pie, sedienta, un baile en invierno, la lluvia..." 

 Caen como una losa los meses más fríos, su garganta se seca atenazada por la angustia. Como una marioneta, cuerdas invisibles parecen ir conduciendo sus pasos, orquestando las circunstancias que en derredor se congregan para hacer creíble el tacto de ese atávico oráculo que no consigue deslizar en brazos del olvido.


Las gitanas de feria. Con su buena ventura. Como las que aguardan a las puertas de las Catedrales, allá en el Sur, custodias de una ciencia que no es posible explicar pero que es difícil ignorar del todo. Sus palabras, sus voces cálidas y raciales, cautivadoras, capaces de socavar los cimientos de la racionalidad. 

En este relato, juega Vila-Matas con la desazón innombrable del ser humano que se sabe caduco pero que lucha y se sobrepone a los elementos por mantener a raya a la muerte. Isabelle, su protagonista, histérica, obsesionada con la tormenta a la que se aproxima (que no es otra que el Huracán Tropical sobre el que tiene que informar), confunde y entremezcla las pistas que el destino va dejándole, intrepretándolas en clave de aquel último baile que amenaza con extenuar sus miembros hasta el cansancio.  

El hombre como juguete de los astros, a merced de los fenómenos meteorólogicos, pero también preso de la rutina, de la monotonía de una lluvia que también será efímera y servirá de nuevo para poner a cero los dígitos del cronómetro, para seguir viviendo como si no pasara nada.


Dernière danse. Indila 


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